Experimenta la esencia de un latte con toda la expresión del té negro, con el máximo sabor del cacao, notas de vainilla, canela y una pizca de almendra que será irresistible a cualquier paladar.
 
Esperanza Cálida
 
Fue esta vez que vi mi reloj cuando comprendí lo mucho que había descendido la temperatura en mi ascenso a la montaña desde la última hora; a estas alturas ya tenía que haber encontrado la cabaña donde pasaría el fin de semana, pero no había rastro alguno de ella. Mi única visión era la nieve y sentía cómo el frío atroz comenzaba a hacer sus estragos en mis manos que empezaban a temblar incontrolablemente.
 
Me imaginé con todas mis fuerzas estar en la cabaña envuelto en una manta y tal vez con una taza en la mano llena de algún líquido que tuviera toda la esencia del café latte que acostumbraba a tomar todas las mañanas. Se me antojó por un momento saborear aquel elixir y aspirar el dulce aroma de vainilla, cacao y canela, mientras sintiera su calor expandiéndose por todo mi ser.
 
Me aferré a ese pensamiento mientras sentía mi cuerpo congelarse y mis extremidades perdiendo poco a poco su calor y su movilidad al estar envuelto en un halo helado de nieve y desesperanza hasta que por fin la encontré, en medio de un par de blancos pinos. Me acerqué como pude y, al fin, abriendo la cabaña y detectando algo humánate sobre la mesa, vi como si fuera un sueño aquella visión que había tenido hacia unos momentos hecha realidad.